Liam se estiró en su silla giratoria, el crujido de su espalda resonando en el silencio de su pequeña habitación. La pantalla de su monitor brillaba con la última página del cómic de Crisis en Tierras Infinitas. Suspiró. Ser un fanático de DC era una vida de altibajos: momentos de pura euforia con arcos argumentales épicos y la frustración constante de no poder sumergirse por completo en ese universo.
"Ojalá pudiera estar allí", murmuró para sí mismo, imaginando a Batman acechando en las sombras o a Flash corriendo a la velocidad de la luz. Siempre había soñado con la transmigración, esa fantasía popular de los webnovels donde uno es transportado a un nuevo mundo, a menudo con un sistema que le otorga poderes increíbles. Liam no pedía mucho, solo la oportunidad de presenciar esas hazañas de primera mano. Quizás una pequeña habilidad, nada que alterara demasiado la narrativa, solo lo suficiente para sentirse parte de ella.
Un destello cegador parpadeó en su monitor, tan brillante que Liam tuvo que cerrar los ojos. No era un corte de energía, ni un error gráfico. Era diferente. Cuando los abrió de nuevo, el monitor había desaparecido. De hecho, su habitación entera se había disuelto en una neblina de colores vibrantes y formas cambiantes. Sentía una extraña sensación de ligereza, como si estuviera flotando en un océano de datos.
Un escalofrío de pánico lo recorrió, pero fue rápidamente reemplazado por una emoción innegable. Esto era… esto era justo lo que había fantaseado.
Una voz, resonante pero sin un origen claro, llenó el espacio. "Bienvenido, usuario. El proceso de transmigración ha sido completado con éxito."
Liam intentó hablar, pero solo salió un jadeo. "¿Transmigración? ¿A dónde? ¿Soy un héroe? ¿Tengo poderes?" Su mente corría a mil por hora, repasando todos los escenarios posibles. ¿Sería un nuevo kryptoniano? ¿Un portador de un anillo de poder?
La voz continuó, ignorando sus preguntas. "Acceso al universo destino: Universo DC. Habilidad otorgada: Sistema de Simulacro de la Realidad."
Liam frunció el ceño. "¿Sistema de Simulacro de la Realidad? Espera, ¿no se supone que debo tener superpoderes? ¿Qué se supone que haga con simulacros?" La desilusión comenzó a apoderarse de él. Había soñado con volar junto a Superman, no con ser... ¿un diseñador de juegos cósmico?
"El Sistema de Simulacro de la Realidad permite al usuario crear experiencias interactivas y entornos virtuales con un nivel de fidelidad indistinguible de la realidad. La participación de entidades dentro de estas simulaciones otorga al usuario control gradual sobre la realidad misma del universo destino."
Una interfaz translúcida apareció ante él, flotando en el espacio nebuloso. Mostraba varias opciones con iconos que se asemejaban a los juegos que solía jugar.
[Crear Nueva Simulación] [Biblioteca de Simulaciones] [Estadísticas de Participación] [Tienda del Sistema]
"¿Así que... cuanto más gente juegue mis 'juegos', más poderoso me hago en el mundo real?" Liam se rascó la cabeza. Era inusual, pero no dejaba de ser fascinante. Podría ser el "controlador" del Universo DC, no a través de la fuerza bruta, sino a través de la influencia y la inmersión.
La neblina a su alrededor comenzó a disiparse. El aire se volvió más denso, y el olor a smog y asfalto llegó a sus fosas nasales. Los sonidos de la ciudad lo envolvieron: bocinas, el murmullo de las voces, el lejano ulular de una sirena.
Abrió los ojos completamente. Ya no estaba en su habitación. Estaba de pie en una callejuela oscura y estrecha, con grafitis en las paredes de ladrillo y la luz tenue de un farol parpadeando sobre él. Más allá de la boca del callejón, se veían los destellos de una metrópolis vibrante.
"Ubicación actual: Ciudad Gótica. Inicia tu primera simulación para comenzar tu ascenso, usuario."
Liam sonrió. Ciudad Gótica. El hogar de su héroe favorito. Si iba a empezar en algún lugar, este era el lugar perfecto. La idea de poner a Batman a prueba con uno de sus "juegos" lo llenó de una emoción salvaje. Tenía el presentimiento de que esta no sería la transmigración promedio. Esta sería... épica.