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Chapter 22 - (22) Conversación con Sui Feng

Hola~ Soy el autor (^^)

Mañana entro a trabajar a una gran empresa porque me han contratado. No abandonaré esta historia, pero puede que los capítulos no sean tan seguidos. Esto es uno de mis Hobbies por lo que seguiré escribiendo este Fanfic.

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William avanzó por un camino más estrecho y poco transitado del Seireitei. A diferencia de los cuarteles de otras divisiones, el del Segundo Escuadrón estaba custodiado por un silencio inusual. Las estructuras eran más compactas y funcionales, sin adornos innecesarios.

Tras pasar un control de vigilancia pasiva, llegó a un segundo perímetro, custodiado por miembros del Onmitsukidō. Ese lugar no tenía carteles ni símbolos, solo un portón oscuro y liso con una barrera que ocultaba su interior: el Cuartel Central de Operaciones Encubiertas.

Al final entró y se encontró con Sui Feng sentada en un trono. La capitana tenía un aire frio y siniestro. Aunque no se acercaba ni de cerca al que Retsu demostraba durante los entrenamientos, podía sentirse la frialdad de un asesino.

"Veo que eres ese niño del que tanto hablan. El que hirió al capitán Byakuya durante su misión y le hizo cambiar de parecer hasta el punto de abandonar su posición, así como también aquel que está siendo etiquetado como el hijo de la capitana Unohana." dijo Sui Feng.

William observó como había dos miembros con ropas del Onmitsukidō apostados tras Sui Feng, así como dos más parados en la entrada.

"¿Podríamos hablar en privado? Tengo información sensible que me gustaría compartir." dijo William, sentándose sobre sus rodillas como todo un japonés. En realidad fue muy divertido tomar esa posición como si realmente hubiera viajado a Japón.

"Lady Sui Feng, es peligroso quedarse solo cuando sus antecedentes son inciertos." dijo uno de los miembros encargados de protegerla.

"Si tus guardias tienen tantas dudas te puedo entregar mi arma, capitana Sui Feng." respondió William mientras desataba la vaina y lanzaba su Zanpakuto enfundada hasta los pies de Sui Feng.

"Largo, es una orden." dijo fríamente Sui Feng al ver aquella espada a sus pies.

Sintió que sería descortés y una perdida de honor no concederle una audiencia incluso con todas las concesiones que hizo. Había entrado al cuartel solo y además se deshizo de su arma, si aun así temiera a ese joven no podría seguir llevando la posición de capitana.

Cuando los dejaron solos, Sui Feng se acomodó sobre el reposabrazos mientras observaba a William con unos ojos fríos.

"Ya estamos solos los dos, ahora puedes hablar." dijo Sui Feng.

"He venido para contarte acerca de lo que ocurrió hace cien años. La verdad detrás de la falsa historia que atrapó a algunos shinigamis del Seireitei... junto con Yoruichi Shihoin."

Sui Feng saltó al escuchar ese nombre e inmediatamente desenvainó su espada y se movió a gran velocidad para colocarse detrás de William. La espada estaba apoyada sobre su cuello.

"¿Te atreves a venir aquí y pronunciar ese nombre...?" escupió con voz baja, temblorosa por la rabia. "¿Crees que puedes usarla como moneda para ganarte mi atención?"

William no se movió. Sabía que Sui Feng no lo mataría solo por un nombre, pero aun así estaba preparado para agarrar la hoja de ser necesario.

"No busco ganarme nada." dijo con calma. "Pero si no la nombraba, no me habrías escuchado."

"¡Silencio!" gritó Sui-Feng. "¿Quién demonios crees que eres? ¡No sabes nada de lo que ocurrió! ¡Nada de lo que ella hizo!"

El aire se volvió más denso. El reiatsu de Sui-Feng estalló como una lanza invisible. William apretó los dientes, obligado a mantener la postura aún de rodillas. Sentía cómo la presión lo empujaba contra el suelo.

"¡¿Tú sabes lo que es estar a su lado cada día?!" continuó Sui-Feng, ya con la espada firmemente apoyada en su cuello. "¿Servirle con todo el corazón, con cada fibra de tu alma... solo para que desaparezca sin decir una sola palabra?"

William no respondió de inmediato. Era un terreno minado. Cada palabra mal dicha podía hacerla estallar aún más.

Pero había algo mal con aquellas palabras que no podía soportar.

"¿Acaso no pensaste que si ella realmente hubiera podido hacer algo más que desaparecer rápidamente, no te hubiera pedido que fueras con ella?" dijo William. "¿Acaso la buscaste para preguntárselo a la cara?"

"¡¡Tú no sabes nada de ella!! ¡Ha tenido tiempo suficiente para contactarme, para pedirme que la acompañase! ¡¡Pero nunca lo hizo!!" gritó Sui Feng con un claro dolor en su pecho. "¡¡ME TRAICIONÓ!!"

"¡IDIOTA! ¡¡No te contactó porque le preocupas!! Ni siquiera Yoruichi Shihoin está segura de sobrevivir contra el enemigo al que se enfrenta, ¿¡Cómo esperas que llame a quien considera su alumna y su hermana al mismo tiempo!? ¡¡Ella solo te está protegiendo porque te considera parte de su familia!!" vociferó William mientras agarraba el filo de la hoja y lanzaba a Sui Feng de nuevo al trono para que tomase asiento.

Yoruichi seguía escuchando todo en forma de gato. Desde el hombro de William se fijó en el rostro de William, totalmente serio al decir esas palabras. Se sorprendió de que él la conociera tan bien, pero eso también le alegró.

Cuando escuchó el dolor en la voz de Sui Feng al decir que ella la había traicionado, fue muy doloroso. Incluso si hubiera llegado a enterarse antes, no hubiera sabido como expresar sus sentimientos en palabras. William la entendía perfectamente e hizo todo lo posible por arreglar ese malentendido, y eso calentó su corazón.

"Gracias." pensó Yoruichi desde lo más profundo de su ser.

Sui Feng entró en un estado de confusión. Aquellas palabras colisionaron con el odio que había sido transformado desde la devoción que sentía por Yoruichi, y luego comenzó a temblar. No por miedo. No por rabia. Por algo peor: por no poder negar lo que acababa de oír.

Apretó los puños, pero no volvió a alzar su espada.

"¡¿Y por qué no me lo dijo?!" escupió con una mezcla de ira y angustia "¡¿Por qué tuvo que desaparecer sin una sola palabra?! ¡¿Por qué me hizo pensar que yo no era más que otra subordinada para ella?!"

"Porque sabía que si te lo decía, la habrías seguido. Y habrías muerto." terminó declarando William. "En ese momento no tenías ni de lejos la fuerza suficiente para sobrevivir."

Sui Feng cerró los ojos con fuerza. El silencio volvió a llenar la habitación, pero esta vez era espeso, cargado de emociones que no sabían por dónde escapar.

"Lo entiendo..." murmuró Sui Feng. "Pero no la perdono. Aún no..."

"Vine a contarte la verdad de lo que ocurrió hace más de cien años, no a buscar que la perdones." dijo William. "Eso lo podéis arreglar en el futuro, cuando os encontréis las dos cara a cara."

Sui Feng mantuvo el rostro bajo, cubierto por las sombras de su flequillo, mientras William inspiraba hondo. El ambiente seguía cargado, pero la hostilidad se había disipado, como el filo de una espada envainada. Era el momento de decir la verdad.

William cerró los ojos y empezó a hablar con tono grave, sin dramatismo innecesario. Solo hechos que conocía de la historia original y lo que escuchó de Kisuke.

"Hace más de cien años, un experimento ilegal de hollowficación se llevó a cabo en el Seireitei, dirigido por Aizen. Usaron a varios shinigamis como sujetos de prueba, ninguno realmente sabía la verdad de ese experimento. Algunos de ellos eran capitanes... otros, tenientes. Personas como Shinji Hirako, Hiyori Sarugaki, y también Tessai Tsukabishi."

Sui Feng levantó lentamente la mirada, sus cejas fruncidas con atención.

"Fue Kisuke Urahara quien intervino cuando se percató del camino corrompido por el que Aizen caminaba. Él trató de salvarlos, y al vez que el resultado de la hollowficación falló, Aizen les tendió una trampa. Culparon a Kisuke Urahara de los crímenes que en realidad cometió Aizen. La Cámara de los 46 no tuvo opción. Estaban todos bajo el efecto de su zanpakuto... Kyōka Suigetsu, también conocido como hipnosis absoluta."

"...y entonces escaparon." murmuró Sui Feng, recordando fragmentos de lo que se le había informado décadas atrás, versiones sesgadas de los hechos.

"Por supuesto que escaparon. Yoruichi creyó en la inocencia de Kisuke Urahara y los ayudó aun a costa de perderlo todo por lo que se había esforzado en la vida. No podían enfrentarse a sus antiguos camaradas con los que habían luchado codo con codo por años, y si se entregaban terminarían siendo ejecutados."

La respiración de Sui Feng era irregular. Apretaba las manos sobre sus muslos con tanta fuerza que los nudillos le palidecieron.

"No tienes pruebas de nada de ello." dijo Sui Feng.

"No, no tengo nada. Solo palabras vacías." aunque William sonrió tras ello. "O eso querría decir, pero si tengo."

"¿Tienes?" preguntó Sui Feng.

"El nombre de Aizen ya circula por todo el Hueco Mundo como el líder de las Noches. Aunque tenga vigilado la Central 46, no puede vigilar todo el Hueco Mundo. Cualquiera que vaya y pregunte a los hollows que tengan la capacidad de hablar aprenderá sobre Aizen y sobre las Noches. Después de todo, está formando un ejército de Hollows para atacar el Seireitei."

Sui Feng lo miró fijamente, con la mandíbula apretada.

"¿Por qué me estás contando todo esto?" preguntó finalmente, sin suavizar el tono. "¿Por qué vienes aquí, a mi cuartel, y me sueltas esta historia?"

William sostuvo su mirada un momento antes de responder. Luego, con calma, habló:

"Por dos razones. La primera, porque quería que supieras la verdad sobre Yoruichi. No para que la perdones, sino para que entiendas que ella te protegió del infierno al que fue arrastrada. Si alguna vez vuelves a verla… quiero que lo hagas con la verdad en el corazón. Nada más."

Sui Feng bajó un poco la mirada. No dijo nada.

"La segunda," continuó William, "es porque tú eres la comandante del Onmitsukidō. Si alguien va a moverse sin dejar rastro en el Seireitei, si alguien puede investigar en Hueco Mundo sin que Aizen lo note… eres tú. No confíes sobre este caso en nadie más, Aizen puede engañarlos para que suelten la información con alguna ilusión. En cuanto a cómo sabrás si estás hablando conmigo la próxima vez y no con una ilusión suya... hagamos una contraseña que solamente sepamos los dos."

William prefería que Aizen no sospechase de él, por eso creó la contraseña, para evitar que Aizen se enterase de que él sabía sobre sus planes.

"Por último, recuerda que si no comienzo con la contraseña, debes interactuar normal pero sin mencionar nada sobre el caso que hemos hablado tu y yo. Esta conversación que tuvimos será frente a los demás nada más que yo pidiéndote que me entrenes al igual que la capitana Retsu Unohana hace. No confíes incluso si digo que he perdido la memoria, o cualquier otra mierda. Si descubre que lo sabes, te incriminará y pondrá a toda la Sociedad de Almas en tu contra. En el caso de que lo averigüe, escapa rápidamente al mundo humano sin confrontarlo y espérame en la Torre de Tokyo."

Sui Feng no confiaba completamente en las palabras de William, pero siempre podía investigarlo con precaución para averiguar si las palabras que se han dicho son ciertas. Además, ella recordaba haber visto la liberación del shikai de Aizen cuando él mostró sus capacidades hacía años. Si las palabras de William eran ciertas y todavía estaba bajo el control de Aizen sería un gran problema.

William finalmente había comenzado a extender sus contactos. Tal vez no puedan llamarse más que conocidos, pero eso era un comienzo. E incluso si estaba preparándose para el futuro que se avecinaba, lo hizo principalmente por Yoruichi. No quería que ambas peleasen cuando finalmente se encontraran cara a cara, además de que ella era malísima para expresar sus sentimientos.

"Mi gatita nunca ha sido buena para decir lo que siente." pensó William con una resignación suave, pero llena de afecto.

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